miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿QUIÉN GANÓ LA GUERRA DEL ALTO CENEPA?

¿QUIÉN GANÓ LA GUERRA DEL ALTO CENEPA?
La pregunta ronda las mentes de aquellos que fueron parte activa del conflicto y también de los espectadores menos enterados. Los medios de comunicación dieron por perdida la operación militar con curiosa celeridad. Posiblemente se haya debido a la feroz hostilidad que existía en contra del entonces presidente Alberto Fujimori. En cambio, la posición ecuatoriana era de absoluta victoria y así lo hicieron saber a su opinión pública.

El analista ecuatoriano??? Carlos Espinosa, hace una interesante explicación de lo acontecido durante las negociaciones de la paz en dos naciones que sobrellevaban una enorme carga emocional en el tema de las relaciones bilaterales.

Luego de la firma del Protocolo de Río de Janeiro en 1942, el Ecuador se contagió de un sentimiento de pérdida territorial (ellos le llamaban el “holocausto”). Ecuador adoptó una estrategia revisionista proclamando la tesis de “inaplicabilidad del protocolo de Río” suspendiéndose la demarcación en un pequeño trazo de 78 Km. De los 1500 Km. de la frontera.

Ese sentimiento de “tragedia territorial” se vio reflejado por la acción psicosocial emprendida por el Estado ecuatoriano entre los años cincuenta y sesenta. En países como Ecuador y Perú, el sentimiento de nacionalidad se ve reflejado frecuentemente en la geometría del país.

En 1995, los países garantes notaron inmediatamente que Ecuador no tenía derechos territoriales en el Amazonas y que el Perú no cometía ninguna injusticia significativa. Entonces los negociadores desarrollaron varias tácticas en el camino para manejar las irreales aspiraciones ecuatorianas:

a)Los negociadores ecuatorianos, al inicio del proceso, orquestaron una catarsis colectiva mediante la proclamación de una compensación territorial debido a los males del pasado.

b)Mantuvieron las aspiraciones territoriales en la mesa el tiempo necesario para demostrar al público que habían actuado agresivamente.

c)Buscaron concesiones que hicieran eco de las aspiraciones iniciales para salvar la cara.

d)Pusieron en tela de juicio los mitos históricos para poder justificar el retroceso en las posiciones irredentistas.

Los Estados Unidos estaba especialmente preocupado con alterar las sensibilidades ecuatorianas, ya que veía la disputa ecuatoriana-peruana como una amenaza para la futura integración de las Américas.

El conflicto de 1995 redujo parcialmente en Ecuador el histórico sentimiento de pérdida de la amazonía y de los sentimientos hostiles contra el Perú. Esos sentimientos ahora se basaban en un nuevo simbolismo, el de “la gran victoria”, basado en la efectiva propaganda realizada en ese país. Los ecuatorianos estaban convencidos que las tropas nacionales habían mantenido todas sus posiciones en los territorios ocupados. Entonces los negociadores ecuatorianos aprovecharon la oportunidad psicosocial, ya que las nuevas tesis nacerían de un sentimiento de victoria y no de uno de derrota, triunfalista, allanando el camino ante la opinión pública Ecuatoriana.

La revisión del asunto territorial no se hizo evidente hasta Mayo de 1998 cuando las negociaciones se estancaron, como resultado que la demarcación territorial dejaría los puestos militares creados por el Ecuador en el lado peruano y la consiguiente protesta del Perú ante los garantes. Esta segunda crisis llevaría a ambas naciones a un nuevo estado de guerra en Agosto de 1998.

El problema de la pérdida de los lugares de las bases militares era uno basado en el honor nacional. Los militares ecuatorianos afirmaron que, si se aceptaba la demarcación trazada por la comisión técnica el honor nacional sería mancillado. Recordemos que la buena actuación del ejército ecuatoriano en 1995, constituiría su única acción positiva en los 150 años de disputa con el Perú. La “victoria” de 1995 había generado un sentimiento de orgullo entre los ecuatorianos. El Perú, por otro lado, ocultaba su limitada actuación durante el conflicto, aunque había expulsado al enemigo de las tres bases claves, incluyendo Falso Tiwinza objetivo de poca importancia táctica.

En Junio de 1998, los presidentes se reunieron en Brasilia. El presidente Cardoso deseaba que Brasil tomara parte mas activa en la resolución del conflicto afianzando su posición hegemónica regional. En aquella reunión se presentaría una imaginativa propuesta: el parque binacional. Los garantes contemplaron la creación de esta zona ecológica sin frontera y con administración conjunta, en la cual se erigirían monumentos en honor a las Fuerzas Armadas y a la memoria de los caídos en combate. De esta forma los militares ecuatorianos tendrían acceso a las tres posiciones creadas Cueva de los Tallos, Falsa Base Sur y Falso Tiwinza. El documento se filtró a la prensa y se hizo público antes de tiempo provocando sendas reacciones negativas en las opiniones públicas de ambas naciones, especialmente en el Perú.

Curiosamente, el diario liberal ecuatoriano “Hoy” afirmaba de que el ecuador ya había recuperado el honor y no necesitaba de la posesión de las bases para salvaguardar el honor. El gremio empresarial ecuatoriano insistió de que los beneficios materiales de la paz sobrepasaban a los del honor y a otro conflicto. El ministro de relaciones exteriores animó a que se vea el honor nacional como la búsqueda de la justicia social o “gobernabilidad” y en base a las acciones de defensa de territorios en el Alto Cenepa. Estas posiciones sentaban las bases psicosociales para la siguiente fórmula de entendimiento, acuñándose la frase “paz con honor”.

Las negociaciones entonces, tomaron un giro inesperado. Los presidentes Fujimori y Mahuad empezaron a trabajar directamente en la resolución del conflicto, en lo que se denominó “diplomacia presidencial”, lo cual provocó la renuncia del ministro de relaciones exteriores del Perú Eduardo Ferrero. Los mandatarios se reunieron en varios países entre septiembre y octubre de 1998. Queda en el campo de la especulación las formas y los temas tratados por ambos presidentes. En Brasilia, Mahuad aceptó la opinión técnica respecto a la demarcación de la cordillera. El 5 de Octubre en Washington, Fujimori aceptó la necesidad de salvar el honor de ecuador por lo que aceptó otorgarle un terreno de propiedad privada en el área con un rol militar y político clave, denominada Falso Tiwinza. Las propuestas de solución eran aún muy controversiales ante la opinión pública y las fuerzas armadas de ambas naciones, por lo que Fujimori y Mahuad pidieron a Cardoso que las presente como la decisión de un tercero. En Washington, en reunión con el Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, los países garantes aceptaron la propuesta de los presidentes y pidieron a los congresos de ambos países a que acepten la decisión de “las terceras partes”.

El 26 de Octubre, en una emotiva ceremonia, los presidentes de Perú y Ecuador, firmaron el histórico acuerdo de paz. Durante su discurso, el Presidente Mahuad contó la historia de su abuelo materno que luchó en el conflicto de 1941. Al final del discurso, alcanzó al Presidente Fujimori un cantimplora usada por un combatiente ecuatoriano de aquella guerra. El simbolismo empleado por Mahuad allanaba los recuerdos de 1941 y revelaba el deseo de perdonar y olvidar.

De esta forma Ecuador salvaba su honor, finalizando un largo período de tiempo en el cuál habían crecido varias generaciones de ecuatorianos temerosos y con odio hacia un país vecino. El Perú logró sentar en la mesa de negociaciones al vecino rebelde, sellando un largo capítulo de la historia que nunca se debería repetir.

Ya es hora de escribir la verdadera historia de las relaciones de nuestros países, sin las pesadas cargas de la política y del odio; cargas que siempre caracterizaron nuestras tambaleantes relaciones. La historia de las negociaciones también servirá como ejemplo para lograr soluciones pacíficas en aspectos tan sensibles para la psiquis latinoamericana.

La guerra del Alto Cenepa está revestida de una importante lección aún sin descubrir en el Perú. Hay que tener presente que las crisis- con otros actores o con los mismos- no terminan hoy, ellas están latentes y prontas a aparecer en el momento menos esperado. Hay que estar listos para afrontarlas.

1 comentario:

Manuel C. dijo...

Muy buen análisis, se entiende que en un inicio el conflicto del cenepa fue para el ecuador reclamar áreas de territorio que faltaban por demarcar pero que estaban en el lado peruano según el protocolo de Río de Janeiro.Con esta excusa querían declarar inejecutable el protocolo y con ello buscar una salida soberana al río amazonas. Luego de los acontecimientos y reunirse los países garantes, éstos establecieron que el reclamo ecuatoriano no era justo y le dieron la razón a Perú. Al verse perdidos tanto a nivel diplomatico como militar (nunca lo van reconocer por lo que expreso líneas más adelante) levantaron en el subconciente colectivo ecuatoriano una sensación de "victoria militar en el cenepa" para prepararse ante la verdad y calmar su animadversión hacia el Perú por este tema. Así tenemos un pueblo ecuatoriano que lavó su afrenta del 41 y recuperó su honor y dignidad mancillada y para el Perú significó terminar de demarcar la línea de frontera de acuerdo al protocolo de Río de Janeiro y quitarse un dolor de cabeza para las futuras generaciones. Al final se ganó la paz que es lo más importante.