miércoles, 6 de abril de 2011

Aunque la mona se vista de seda mona se queda.

Aunque la mona se vista de seda mona se queda
Edwin Zarco


El capítulo I del plan de gobierno del candidato Ollanta Humala empieza con una frase que dice:

“El Estado peruano ni pertenece ni está al servicio de todos los peruanos. La solución, por lo tanto, no es menos Estado, como se señala en el neoliberalismo, sino más bien un nuevo Estado al servicio de la mayoría de peruanos”.

Luego de leer está frase, me impresiona como los políticos siempre buscan estrategias para cambiar el rostro del Estado, es decir, cada vez que inicia una elección buscan vestir a su propuesta de Estado con la imagen de un nuevo padre responsable, protector y preocupado por sus hijos (los ciudadanos).

Pero no solo ese detalle me impresiona, lo que me parece más sorprendente es que son los propios ciudadanos los que en cada elección se esperanzan en esa imagen del nuevo padre protector que les dará salud, educación, seguridad, alimentos, casa, dinero, trabajo, vestimenta, premios y todas las cosas que desean.

Sin embargo, las preguntas que me hago son las siguientes: ¿por qué debemos confiar en está nueva imagen del Estado? y ¿por qué siempre tenemos que esperar que el Estado nos proporcione todas esas cosas?, y las respuestas son: porque estamos dando demasiada confianza a un grupo de individuos deseosos de poder y porque nos estamos acostumbrando a que un gran señor llamado Estado se haga cargo de nuestras responsabilidades, de nuestras vidas, de nuestras ilusiones, de nuestras esperanzas.

Pero ¿Es el Estado ese padre que nos puede dar todo lo que nos promete?, la respuesta es un rotundo NO, porque el Estado no es un gran servidor de la mayoría, sino todo lo contrario, es un aparato que está al servidor de los individuos imperfectos que lo manejan, y eso siempre lo convertirá en un sistema ineficiente con tendencia a la corrupción, prueba de eso, son las siguientes realidades de un Estado basadas en el análisis del profesor Jesús Huerta de Soto en libro estudios de economía política:

1. Los individuos imperfectos que manejan el Estado jamás podrán disponer de la información total para saber cuales son todos los problemas de los individuos de un país, 2. Los individuos imperfectos que manejan el Estado siempre estarán influidos por grupos de interés de todo tipo, en ese sentido, buscarán beneficiar solo a esos grupos, 3. Los individuos imperfectos que manejan el Estado al no tener un vínculo directo de tiempo y lugar con los problemas de los ciudadanos jamás podrán tener la información real y verdadera para solucionar los problemas 4.Los individuos imperfectos del Estado al disponer de un periodo de cinco años de gobierno siempre buscarán tener popularidad, es decir, solo buscarán impulsar medidas populistas y no llevar a cabo acciones de largo plazo que son las que más benefician al ciudadano, 6. Los individuos imperfectos que manejan el Estado, buscarán su propio beneficio, porque en el corto tiempo que les queda de gobierno, lo único que les importa es aprovecharse del poder la mayor cantidad de veces.

Frente a esta realidad, la pregunta final que me hago es la siguiente: ¿Debemos creer en esa nueva imagen de Estado que nos proporciona el plan de gobierno del candidato Ollanta Humala? La respuesta es un rotundo NO, porque es natural que los individuos imperfectos que manejen un Estado siempre harán que éste se torne ineficiente y corrupto

Por esa razón, los ciudadanos más que pedir que ese nuevo Estado les prometa tantas cosas buenas ó dejarse engañar por falsas promesas, lo que los ciudadanos deben hacer es evaluar si ese nuevo Estado proporciona entre sus propuestas escritas la libertad para que los ciudadanos lo vigilen, lo cuestionen, lo critiquen y lo destituyan si es necesario, porque aunque la mona se vista de seda mona se queda, y eso significa que siempre debe existir la opción de poder criticar a un gobierno, ya que es inevitable que tarde o temprano llegue el momento donde los individuos imperfectos que manejan el Estado sean tentados por el poder y la corrupción. En ese sentido, no debemos perder de vista que el poder siempre lo debe tener el ciudadano y que cualquier imagen que se nos presenta de un nuevo Estado en cualquier campaña electoral, solo esconde la verdadera esencia ineficiente y corrupta que caracteriza a todo sistema estatal manejado por individuos imperfectos.

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