martes, 13 de abril de 2010

Se puede afinar el modelo.

Se puede afinar el modelo
13 de Abril del 2010

por GOnzalo Priale...

LIMA | El modelo económico vigente se basa en dos reglas: una meta anual de baja inflación y otra de superávit fiscal. Esta disciplina ha dado ostensibles buenos resultados en la década que termina este año, pero como todo en esta vida puede mejorarse. El Perú, que cuenta con recursos para crecer económicamente, necesitaría afinar estas reglas para no caer en el acostumbrado ajuste fiscal que proponen los economistas de la escuela fondomonetarista cada vez que crecemos "más de la cuenta". Veamos.

Mantener baja la inflación por decisión política, con subsidios masivos no desmontables, es una bomba de tiempo fiscal y equivale a vivir de prestado con cargo a las próximas generaciones de peruanos.

Mantener el equilibrio fiscal, sin bajar el gasto corriente inoperativo y sin ampliar la base tributaria formalizando empresas y trabajadores, se consigue dejando de invertir en gasto en infraestructura. No debe sorprendernos, por eso, que los procesos de concesión de proyectos tomen en promedio casi seis años hasta concursarse, y que frecuentemente los concursos queden desiertos porque las condiciones ofrecidas no funcionan para los inversionistas, las cifras no cuadran, y todo vuelve a fojas cero.

Se necesitaría incorporarle criterios complementarios a esas dos valiosas reglas de oro.

Baja inflación, pero con reducción progresiva de subsidios, por ejemplo modernizando el manejo de la estabilización de precios de los combustibles, e incrementando tarifas de agua con subsidios cruzados y metas anuales para alcanzar cobertura total en agua y desag�e en pocos años.

Déficit fiscal cero, pero incorporando una regla para invertir cada año en infraestructura no menos de 5% del producto (debiera ser 7%), combinando obras publicas con asociaciones público-privadas (APP), facilitando la inversión pública y la privada, y explicitando una política de cofinanciamiento de APP. Al no poder optar por lo fácil y simplemente frenar el gasto en obras, los funcionarios tenderían a reducir gasto burocrático estatal inútil, y a aumentar la recaudación tributaria estimulando la formalización de empresas y trabajadores. Estos mismos funcionarios tendrían que adaptarse y prepararse para gastar en infraestructura con calidad, con controles y rápido, acompañando la expansión del mercado, no frenándola. Tremendo cambio.

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