De pecado a orgullo
Por: Ronald Elward*
Domingo 16 de Mayo del 2010
Corrían los años 30 cuando el padre del ex canciller Fernando de Trazegnies Granda (74) anunció, durante un almuerzo familiar, que don José de la Riva Agüero le había contado que su esposa era descendiente de Huayna Cápac. Se hizo un gran silencio. De Trazegnies-padre era belga y supuso que su comentario sería motivo de celebración, así que con entusiasmo repitió su hallazgo, y el silencio volvió a apoderarse de la mesa.
Tras el almuerzo, su suegra y matriarca de la familia, María Rosa Vásquez de Velasco de Granda, lo llamó aparte y le dijo: “usted no conoce las costumbres peruanas. Sabíamos muy bien de ese ancestro, pero hay pecados de familia de los que no se habla”.
Los cuatro descendientes
En esta nota, Fernando de Trazegnies Granda, Jorge Basadre Ayulo, Raúl Antonio Alvistur Trigo y Jorge Luis Vallejo Castello comentan sus raíces indígenas, las que fueron conociendo tras hurgar por sus apellidos europeos. Además de Huayna Cápac, nuestros protagonistas descienden de los caciques de Tacna, Pachacámac y Monsefú, respectivamente.
Del inca al siglo XXI
Fernando de Trazegnies Granda (74) cuenta que en Lima era un secreto a voces que los Vásquez de Velasco —antigua y aristocrática familia, y condes de la Laguna, a la que está vinculado por su abuela materna— tenían raíces indígenas. “José de la Riva Agüero y Raúl Porras Barrenechea hablaban sobre esto con mi padre”, señala. Se cree que su vinculación indígena se origina con Inés Huaylas, hija de Huayna Cápac y primera concubina de Francisco Pizarro. Después de darle dos hijos, este la casó en 1538 con Francisco de Ampuero, con quien tuvo tres hijos más. Uno de ellos, Martín de Ampuero y Yupanqui tuvo numerosa descendencia y de uno de ellos desciende De Trazegnies Granda.
Un artículo publicado por él, “La nobleza incaica en el derecho indiano”, ayuda a entender cómo recién con la independencia, las clases indígenas perdieron todo poder e influencia.
República excluyente
La corona española había reconocido las bases tradicionales de la nobleza inca, incorporándola al derecho español. Así, subsistió hasta 1823 cuando el Congreso republicano declaró la abolición de todos los títulos, fueran estos de origen español o indio. Según de Trazegnies, las familias españolas mantuvieron su posición pero las indígenas lo perdieron todo “porque, especialmente en zonas rurales, los caciques no tenían mucha educación, solamente su cargo y sin eso no tenían ninguna influencia política”.
Reafirmación de peruanidad
Para el ex canciller “descender de Huayna Cápac es un recuerdo personal. Uno no puede explotar su pasado pero me hace sentir más peruano, especialmente con un padre belga. Mi madre tenía la parte española y la indígena, es una reafirmación de peruanidad. El Perú no es solamente los españoles o los incas; es la mezcla. Necesitamos reevaluar la cultura indígena porque es parte de nosotros”.
Tengo el orgullo
El abogado Jorge Basadre Ayulo (70), hijo del historiador Jorge Basadre Grohmann (1903-1980), comenta que su padre investigó la historia de la hacienda Para, en Tacna, propiedad de la familia Forero (hasta la reforma agraria).
El historiador sabía que su abuelo, Carlos Basadre Izarnótegui se había casado en Tacna, en 1855, con María de la Concepción Forero y Ara, hija de Manuela Ara y Robles. Descubrió que Manuela era la hija de José Toribio Ara y Cáceres, último cacique de Tacna y prócer de la independencia. Los Ara, de origen aimara, descendían en línea directa de Apo Cari, conocido como Cariapasa, un general de Huayna Cápac y gobernador de los Lupaca (uno de los tres reinos aimara).
De Apo Cari descienden no solamente los Ara, caciques de Tacna sino también los Cari, caciques de Chucuito. “Estoy orgulloso de tener sangre indígena porque conocer nuestras raíces es importante para nuestra identidad”, comenta Basadre Ayulo y explica que para los tacneños durante la ocupación chilena fue clave: “Chile no tenía una nobleza indígena. Nosotros, sí”.
Señores del oráculo
Raúl Antonio Alvistur Trigo (63) es un ingeniero apasionado por la genealogía. En los años 70 un tío le pidió ayuda para verificar su vinculación con el héroe de la Batalla de Miraflores, Enrique Leonardo Barrón Bravo (1836-1881), pues le permitiría ser miembro de la Benemérita Sociedad Fundadores de la Independencia, Vencedores del 2 de Mayo y Defensores Calificados de la Patria.
Alvistur confirmó el dato para su tío y además encontró que la madre del héroe, Petronila Bravo Jayo, hija de Juliana Jayo Sabá Garrido, descendía de un Julián Jayo Apumayta Taurichumbi Sabá Mango Capatinga. Ahí quedó el asunto hasta principios de este año, cuando Alvistur recibió información que probaba que Julián Jayo, artista de la Colonia y autor de los murales del primer claustro del convento de La Merced, era nada menos que nieto de Francisco Taurichumbi Sabá (1663-1733), cacique principal y gobernador de Pachacámac y Lurín.
Pachacámac fue el oráculo más importante del Imperio Inca, y el mayor de la región durante cerca de 1.000 años y su gobernador gozaba de un poder considerable. Alvistur confiesa que cuando originalmente dio con el nombre de este ancestro no pensó que tuviera relevancia ni esperaba encontrar más información. Hoy dice que “es un honor ser descendiente de estos caciques”, aunque señala que de no tener este linaje también estaría muy orgulloso. “Para muchos peruanos tener raíces indígenas es una vergüenza. La gente se interesa por sus apellidos españoles. En mi caso, a veces hasta me parece que ellos me buscan, que mis ancestros quieren ser conocidos”.
Orígenes y cultura
Jorge Luis Vallejo Castello (24) acaba de terminar sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad Católica. En el 2006, y casi de casualidad, empezó a investigar el origen de su familia basándose en unas historias familiares que contaban que su bisabuelo había sido persona importante en Monsefú. Averiguó que su bisabuelo era José de los Santos Flores y Llontop, nieto de Juan Gabriel Llontop y Efio y bisnieto de Apolinario Antonio Llontop Fayso Farrochumbi (1742-1806), cacique principal y gobernador de Monsefú, Chepén y Tecapa, y segunda persona de Lambayeque.
“Con estos datos pude vincular a mi familia con los caciques de Monsefú, estudiados en detalle por el historiador Jorge Zevallos Quiñones y verifiqué sus datos en el archivo parroquial de Monsefú”. Su ancestro en línea directa fue el gobernador inca de esta zona: Cuncu Chumbi, de origen chimú.
Alianzas de familia
A lo largo de los siglos, los caciques de Monsefú establecieron una serie de alianzas políticas y sociales y contrajeron matrimonio con familias de importancia en la zona. Así descienden de los Fayso Farrochumbi, caciques de Ferreñafe y Lambayeque, quienes además dicen descender de la dinastía chimú de Lambayeque, fundada cerca a 1350 por el primer gobernador chimú, Pongmassa.
Vallejo Castello dice que para él es importante conocer sus raíces, “saber de dónde vienes, para saber a dónde vas. Es importante retribuir a la sociedad, rescatar la cultura y el conocimiento. Hoy se está revalorizando la cultura Moche, Lambayeque y Chimú. Veinte años atrás, las huacas eran basureros, eran vistas como algo que no servía. Ahora ya no. Ahora la gente se identifica más con su pasado y cuando sabes más de tus ancestros, más te conviertes en parte de eso”.
Una inca con Obama
En enero del 2009, Cecilia Muñoz fue nombrada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, directora de Asuntos Intergubernamentales de la Casa Blanca. Esto la convirtió en una de sus más cercanas colaboradoras.
Previamente a su designación, Cecilia Muñoz desarrolló una importante carrera como abogada y defensora de los derechos de los latinos, a la cabeza de la principal organización latina de ese país, el Consejo Nacional de la Raza.
Muñoz, ciudadana estadounidense, nació en Detroit en 1962, hija del boliviano Eduardo Muñoz Perou, un ingeniero automotor cuya madre, Blanca Perou Schmidt, era hija de Eduardo Perou Cusicanqui, de la familia Cusicanqui, caciques de Calacoto en Bolivia y descendiente directo de Felipe Túpac Yupanqui, hijo o nieto del emperador Túpac Yupanqui.
Felipe Túpac Yupanqui era cacique de Pacajes con la fortaleza de Caquingoro como capital, hoy una provincia en el sur del departamento de La Paz, Bolivia. Probablemente, la madre de Felipe fue una mujer de esta zona e hija de un curaca local.
En una real cédula de 1545 Carlos V les dio un escudo de armas. Alrededor de 1570, la familia abandonó Caquingoro y se mudó a la reducción de los indios en Calacoto, por la política del virrey Toledo. Descendientes notables son aparte de Cecilia Muñoz, el ex presidente boliviano Hernán Siles Zuazo y Esther Ashton Perou, embajadora de Bolivia en La Haya.
domingo, 27 de junio de 2010
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