Escribir una pequeña biografía de Masamune Shirow es en cierta manera como hacer una biografía sobre El Hombre Invisible. Más que nada porque, como muchos sabéis ya, Masamune Shirow es un seudónimo. El quién esta detrás de este nombre es uno de los secretos mejor guardados de Japón, y son contadas las personas que han tenido la oportunidad de entrevistarle “cara a cara”.
Podemos. eso sí, montar un esbozo de biografía a partir de entrevistas, datos sueltos y detalles que él mismo ha ido dejando caer de cuando en cuando.
Masamune Shirow nació el 23 de noviembre de 1961 en la ciudad de Kobe, y poco sabemos de su infancia y adolescencia excepto algunos comentarios sobre su afición a algunas artes marciales como el Judo. Sabemos que estudió arte en la Universidad de Osaka, y que leía mangas de Shôjo como los de la revista Ribbon en una época en la que el género Shônen se limitaba a repeticiones insulsas de campeonatos de baseball y otras series deportivas.
En un fanzine de la universidad publicó Black Magic. Una obra que hoy en día nos puede parecer simple y poco hilada, pero que impresiónó lo suficiente a un directivo de la editorial Seishinsha como para ofrecerle en ese momento abandonar los estudios y dedicarse al mundo del manga profesionalmente. Esto es más que raro. Más que poco usual, es prácticamente imposible que ocurra. Todo “mangaka” ha tenido que pasar años como aprendiz de otros maestros, ha debido pasar innumerables horas haciendo fondos, entintando, pegando tramas, etc. Resulta terriblemente difícil que un autor novel pase directamente a editar en una editorial. Curiosamente, Shirow decidió declinar en ese momento la oferta, esperando a terminar sus estudios antes de ponerse a trabajar en ese campo. Hay que comentar que esa primera obra fue editada por la editorial Seishinsha, y por otras muchas en todo el mundo (incluso en España de la mano de Planeta).
Luego consiguió un trabajo. No preguntéis qué trabajo es, o si lo conserva. Lo que sí sabemos es que posiblemente ese trabajo es una de las razones por las que decidió seguir trabajando bajo un seudónimo, ya que según el mismo comentó en una ocasión: “En esa empresa no ven con buenos ojos que alguien se dedique a dibujar mangas”. Las especulaciones son libres. Hagan apuestas.
El tener un trabajo, y aparentemente un muy buen trabajo (lo suficientemente bueno como para que las enormes ganancias que le da el manga no le compensen, aparentemente, abandonarlo) le dio una libertad de creación total. Algo que es la desesperación de sus seguidores. Shirow desconoce el significado de las palabras “fecha de entrega”, que entre los mangakas es una palabra arcana y mágica que implica la obligatoriedad absoluta de que un trabajo esté terminado para una fecha determinada. Nadie, ni siquiera artistas de la talla de Rumiko Takahashi rompen ese “tabú”. Nadie excepto Shirow que hace lo que le parece cuando le parece bien.
Es un error creer que porque su producción de mangas sea escasa, Shirow no sea un autor prolífico. De hecho es un autor muy prolífico, solo que en multitud de campos. Es un brillantísimo ilustrador que lo mismo hace portadas de revistas, que tarjetas telefónicas, diseños para videojuegos, animes, novelas, portadas de CDs y cualquier cosa que se os ocurra. También hay que tener en cuenta un detalle, Shirow trabaja solo. Nunca tiene ayudantes, ni entintadores, ni gente que le haga los fondos. Él crea todo lo que dibuja paso a paso, sin ayudas externas.
Su obsesión por el detalle minucioso, su “manía” por explicar en pequeños bocadillos detalles de la acción, métodos militares, detalles sobre armamento, estrategias policiales, políticas etc. hace que en ocasiones leer algunos de sus trabajos sea un ejercicio de paciencia. A su brillantez como dibujante e ilustrador hay que añadir su maestría como guionista. ¿Es un chiste? No, no es un chiste. Sus guiones son extremadamente complejos, están bien hilados y actúan generalmente a varios niveles pero… se pierde excesivamente en el detalle. Esa obsesión por los detalles hace que muchos aficionados se encuentren en el caso de que “los árboles no dejan ver el bosque”. En ocasiones es preciso leer más de una vez sus obras. Una primera en la que podemos fijarnos en los detalles, y otra en la que debemos de intentar captar el trasfondo general, el “guión real” propiamente dicho. ¿Una desventaja?. Es posible, pero a sus seguidores les gusta.
¿Qué mas sabemos de este autor?. Sabemos por algunos detalles que se casó, que tuvo al menos dos hijos (usa el plural al mencionarlos), que su cuñado sufrió en cierta ocasión un accidente de motocicleta de cierta gravedad (sobrevivió). Y muchos detalles más, pero nada que aclare de forma definitiva ni quién es, ni a qué se dedica cuando no está ilustrando o creando mangas. De hecho, hasta donde sé, la única persona que ha tenido la ocasión de verlo “cara a cara” que no perteneciera al reducidísimo circulo de los que saben “de verdad” quién es en la editorial es Toren Smith. Para los que no sepan quién es este hombre, baste decir que es uno de los traductores más conocidos en los USA y que ha colaborado en multitud de ediciones japonesas (de hecho aparece en la película Gunbuster como un chiste privado de sus amigos de Gainax).
Shirow colabora rara vez con otros artistas. Únicamente cuando parte de su obra es pasada al formato de animación se decide a “echar una mano”, o en el caso de videojuegos. Algunos de sus trabajos están inconclusos (y aun así se venden). Uno de los pocos casos que se le conocen de “trabajos externos” fue cuando decidió hacerse cargo de la producción de los diseños mecánicos de una segunda parte de Honneamise no Tsubasa (Royal Space Force) que debería llamarse Blue Uru). Pero esa obra se abandono por otros motivos, no es cierto que aún estén esperando a que entregue esos diseños (o al menos eso creo).
Es España se ha publicado prácticamente toda su obra en formato manga a excepción de Neurohard y parte del quinto tomo de Appleseed. Supuestamente lo segundo verá la luz dentro de no mucho tiempo. Neurohard es una obra muy corta y por decirlo sin rodeos, más rara que un perro verde.
Desde luego podríamos alargar esto durante páginas y páginas, citando uno a uno todos sus trabajos, las teorías estrafalarias sobre su trabajo, etc. En lugar de eso creo que lo único razonable que se puede hacer es recomendar a la gente que intente acercarse a su obra. O te gusta o la odias, pero no te deja indiferente.
lunes, 8 de junio de 2009
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